Ciudad Real
May 6 - 8, 2025
28
mar 2007
La reforma de la actual Organización Común de Mercado del Vino en la Unión Europea saltó a primera plana el año pasado, a partir de la polémica propuesta inicial de la Comisaria de Agricultura, Mariann Fischer Boel. El punto de partida -las restricciones que imponen las actuales normativas suponen un lastre para la competitividad del sector- parece ser un hecho consensuado por todas las partes implicadas. Sin embargo, no sucede lo mismo, ni mucho menos, con las medidas a tomar para cambiar esa realidad y potenciar la competitividad de los vinos europeos. El calendario prevé que la nueva OCM entre en vigor en 2008, por lo que los debates y negociaciones definitivas, a todos los niveles, tendrán lugar a lo largo del presente año.
En este contexto, pocos foros son tan adecuados como FENAVIN 2007 -que tendrá lugar del 7 al 10 de mayo en Ciudad Real- para analizar este tema en profundidad. De ahí la mesa redonda 'La OCM del vino en España y Portugal' que, dentro del Programa de Actividades de la feria, contará con la presencia de destacados representantes de las industrias vitivinícolas española y portuguesa y en la que se pondrán de manifiesto los principales problemas que plantea la reforma. La propuesta de soluciones se enmarcará dentro del contraste existente entre las situaciones actuales en los dos países.
Manuel López Alejandre, secretario general de la Conferencia de Consejos Reguladores Vitivinícolas de España, actuará como moderador. Representando a Portugal estará su homólogo, Joaquim Madeira, presidente de ANDOVI, la Asociación Nacional de Denominaciones de Origen de Vinos del país vecino. Aportando una perspectiva legislativa, Mariano López Benítez, catedrático de derecho administrativo de la Universidad de Córdoba y reputado experto en normativa y ordenamiento vitivinícola, será otro de los participantes. También está prevista la participación de un representante de la administración regional.
La mesa redonda analizará el descontento generalizado -aunque por causas muy diferentes- de los grandes países productores de la UE, la propuesta de la Comisión para el arranque de 400.000 hectáreas de viñedo y sus posibles consecuencias, las posibilidades de adoptar reglas de juego similares a las de llamados 'países productores emergentes', la progresiva liberalización de los derechos de plantación o las medidas a establecer con respecto a la destilación de excedentes.
La presencia de un destacado representante de la industria portuguesa dará pie a un interesante ejercicio comparativo. A diferencia de España, Portugal mantiene elevados consumos de vino (uno de los más altos de Europa) y conserva prácticamente intactas sus hectáreas dedicadas al viñedo. Asimismo, invierte muchos recursos en potenciar sus denominaciones de origen -con Oporto como locomotora- y desarrolla una actividad enoturística envidiable. Todo ello contribuye decisivamente a fomentar la cultura del vino y, por lo tanto, su consumo. ¿Cabría aplicar estos planteamientos dentro del sector vitivinícola español?
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